Es una novela que me
ha sorprendido gratamente, aunque he quedado agotada, demasiadas páginas,
demasiada información, en general demasiado. Divida en dos partes por un lado
la vida de Anna y por el otro la de Levin.
Leon Tolstoy a través
de estos personajes habla de la sociedad rusa de 1870, de sus creencias
religiosas, de su política, de su forma de ganarse la vida y de todo lo que nos
podríamos haber encontrado en el caso de vivir en esa época. A Levin le usa
para hablar de política, derechos de los trabajadores, de la guerra, de la
importancia de la agricultura, incluso Levin tiene sus dudas sobre el ser, la
religión, y la existencia del hombre.
Anna es más para
hablar de las obligaciones de las mujeres, de sus derechos, de sus condicionamiento, es un personaje atormentado entre lo que debe hacer, lo que ha
hecho y las consecuencias que han tenido sus decisiones, lo que provoca que sea
insegura y que arrase con todo lo que le rodea.
Es una novela ideal
para leer en estos meses de invierno.
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