Aquí estoy de nuevo, tengo un par de lecturas pendientes de comentar,
pero como no quiero posponer el comentario de este libro, he preferido
adelantar su comentario.
Es una novela ideal para el verano, es fresquita, sencillita y tiene algunos
párrafos que te harán pensar. Para ser una novela japonesa, hay que darle un
punto en cuanto a que es la primera que leo en mucho tiempo que no acaba como
el rosario de la aurora (la última que leí fue "Momoko y la gata",
casi me da un patatus), está no te deja hundida, el final no es para tirar
cohetes de alegría, pero es bonito.
Para todos los que nos gustan los libros es ideal ya que nos abre los ojos a
autores japoneses que seguramente ni se nos había pasado por la imaginación
leer.
De este libro hay que comentar la traducción es bastante buena, pero tiene
algún pequeño fallo, supongo que es aquí donde se echa de menos a ese
personajillo que se encargaba de corregir el estilo que la lectura no tuviera
fallos, está claro que las IAs no llegan a todo, jajaja.
Otra cosa que me gustaría comentar es su portada, me ha encantado, reconozco
que fue lo primero que me atrajo del libro, esos colores, esa serenidad que
trasmite, disfrutas de ella tanto como del libro.
Si no sabéis que leer esta novela no os decepcionará.