Enero es un mes que en los últimos años siempre me pone
triste, hace que mis sentimientos estén más a flor de piel y que todo me afecte
el doble, no sé si será por la consciencia de que verdad acaba otro año, el
darme cuenta de cuantas cosas más me hubiera gustado hacer y pensar en cuantas
menos podré hacer.
Ahora no recuerdo quien decía --- que un día sin leer, es un
día perdido – pues en Enero mes del frío, heladas, nieblas y nieves me doy
cuenta que un día sin vivir es un día perdido.
A lo largo de este mes no ha caído ninguna novela por el
contrario me he dejado llevar por los poemas de Charo Ruano en su libro “Hicimos
de la noche un largo poema” y por el recopilatorio de artículos de Arturo Pérez
Reverte “Perros e hijos de perra”, el librillo regalo de Marchamalo
Pero no solamente han sido poemas y artículos dirigidos hacia mi interior sino que
también he trabajado el pensamiento divergente con un álbum de fotos creativo, y continuo mejorando mi paciencia haciendo un puzle de 1000 piezas.
Por lo que Enero ha sido un mes de sentimientos encontrados,
de momentos de soledad paseando por las frías calles de mi ciudad a través de la niebla y siempre acompañada de
mi buena Tequila.
Sí, Enero ha sido duro, pero ahí llega Febrero a ver que nos
deparan sus 28 días.